jueves, 10 de septiembre de 2015

Incomodidad

Incomodidad

Ella me decía que el cigarrillo estaba incomodo. Pensé que estaba bromeando, no podía concebir en mi cerebro que un ente inanimado como un cigarrillo pudiera estar incomodo, hasta que lo vi. El pobre estaba asustado entre los dedos, su rostro estaba lleno de terror a medida que ella lo acercaba a su boca hasta apretarlo con sus labios y aspirar la poca vida mientras se le quemaba la cabeza.
Me quedé mirando por unos segundos y hasta me imaginé abofetearla con tal fuerza que escupiera al pobre y lo botara lejos. "Mejor en el suelo y no muerto" pensaba. Cuando empecé a levantar la mano y a abrir la palma vi el rostro tan angelical de ella que me detuve y la fuerza me abandonó con toda las negras intenciones. Dejé al pobre cigarro que sufriera mientras me iba con mi consciencia de haberlo abandonado a su destino en medio de esos labios.
Ya en la casa, sentí que me quedé con la sensación de que cada uno, sea cigarrillo o humano, siempre muere en una boca diferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario