lunes, 14 de septiembre de 2009

Dia Fructifero

DÍA FRUCTÍFERO

Andrés descargó su arma contra aquel ser. Vació todas las balas del cargador contra el pecho de aquella criatura, auque aquella aberración seguía en pie. Cuando finalmente esta entidad movió su boca mostrando sus colmillos, Andrés atinó a preparar su cuello pues sabía lo que le esperaba.
Andrés sabía que no debía haber ido a la biblioteca, sabía que ese no era su “territorio”, sabía que su curiosidad infundada por sus amigos con ese jueguito le había costado caro.
Con dolor y resignación Andrés esperó a que este sujeto consumiera parte de su sangre. Luego sucedió el desmayo mientras escuchaba una voz femenina, dulce y siniestra decir: "Andrés, ¿realmente no creías en vampiros?".


"Aprenda a comportarse con la gente y a ganarse amigos. De ahí dependerá no solamente su felicidad sino su éxito en la vida y la gente lo ayudará con gusto, cuando en otra forma, no lo ayudarían ni por obligación. Una persona agradable es bien recibida en todas partes.
- Urbanidad de Carreño-


Luego de sentir como terminaba con la vida de aquel joven al consumir su espesa sangre Raquel sintió pesar por esté. Recordó la grata sonrisa que Andrés le dedico al entrar en la biblioteca y los ojos de esté al recorrer con ilusión el pasillo destinado a libros de ocultismo. Raquel sintió pesar por como la vida de Andrés se había terminado entre sufrimiento y éxtasis al secarlo completamente.


“Uno de los objetos a que debemos consagrar mayor suma de atención y estudio es el hacer agradable nuestra persona, no ya por el conocimiento y la práctica de los usos y estilos de la buena sociedad, ni por la dulzura de nuestro trato, sino por una noble y elegante exterioridad, por la delicadeza de nuestros movimientos, por la naturalidad y el modesto despejo que aparezcan siempre en nuestro cuerpo, sea cual fuere la actitud en que nos encontremos”
- Urbanidad de Carreño-


Raquel fue muy recursiva para tratar de desaparecer el cuerpo marchito de Andrés. Alistó los cubiertos y con cierto tono irónico bendijo su próximo alimento a consumir. Empezó a cortar poco a poco la pulposa y todavía caliente carne para saciar su gran defecto.

“Las personas de buena educación, si bien no se exceden nunca en la mesa, tampoco dejan de tomar lo bastante para nutrirse; manifestando de este modo a los dueños de la casa la complacencia que experimentan, y haciéndoles ver que han tenido gusto y acierto en la elección y preparación de los manjares.”
- Urbanidad de Carreño-


Al acabar el brazo y sentirse llena, pensó en cómo explicaría el cuerpo restante y el charco de sangre. Explicar todo esto en una biblioteca. Explicar esto en la más antigua y prestigiosa biblioteca de la capital y una de las mejores sistematizadas de todo el estado. Seguía pensando todavía más como explicar al vigilante que estaba atónito mirando la escena.
Rápidamente pensó en el crudo invierno que se acercaba por esa época y lanzó el cuchillo contra el vigilante de noche. Cortó sin delicadeza el cuello de este acabando con los gritos de dolor que salían de su boca. Se dirigió a la sala de cómputo y sutilmente borró las cintas de vigilancia mientras le daba gracias a ese cursillo que había tomado vía Internet y termino su ronda nocturna aseando el pasillo con jabón, cera, un trapero y provisiones de carne para una semana bien conservadas en el congelador.

Debe ponerse un especial esmero en el orden y decencia de los aposentos que ocupan los criados, así por estimación hacia ellos, como por nuestra propia dignidad y decoro. Es imposible por otra parte, que seamos servidos con exactitud, y sobre todo con aseo por personas que se acostumbren a vivir en el desorden, y a despreciar, en lo que personalmente les concierne, aquellas reglas que han de aplicar en nuestro servicio.
- Urbanidad de Carreño-

Texto: Hiroshima

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