miércoles, 28 de septiembre de 2011

Introspeccion (Beso Azul)


Introspección

Abro los ojos, miro, sonrío hipócritamente mientras me quedo sumergido en pensamientos dentro de mi cama. La paciente del pasillo A-19 me dice que soy encantador, que le encanta que tenga una maldita sinceridad suicida (si supiera que tan suicida soy) y que le gusta cómo le gimo al oído mientras le masturbo el sexo todas las noches que nos quedamos juntos sin que los guardias se den cuenta. La paciente del pasillo B-20 me dice que es delicioso hablar conmigo acerca de mis filias y aberraciones, le encanta escucharme antes de que mi lengua se dedique a lamer su sexo. Cada una tiene su fascinación porque cada una ve la vida de un modo diferente. La paciente del pasillo A-19 es de naturaleza visceral, cruda, realista y podría jurar que hasta fatalista, es obsesiva compulsiva por naturaleza. La paciente del pasillo B-20 es tranquila, sumisa, nerviosa y retraída, es esquizofrénica desde los 12 años. Cada una de ellas tiene un don para hacerme sentir bien, sin consumirme totalmente física, mental y emocionalmente, cada una me enamora de modos diferentes, una tierna y comprensiva y otra fría e indiferente.

Sonrío nuevamente, ha pasado media hora desde que mis ojos se abrieron en mi cama y continúo recordando las caras de placer de las dos. Me agarro la polla y me la empiezo a jalar solo con la idea de pensar en el momento de orgasmo de cada una. Son explosivas, a su manera, aunque todavía conservan mucho pudor cada una. Me levanto y me miro directamente a un espejo que hay en mi cuarto. ¿Cómo es posible tener esa mirada tan triste si se tiene lo que se desea? Desde que la enfermedad del beso azul (aquella que hace que las personas sintamos toda emoción maximizada) ha estado en mi vida, los hospitales redujeron su lista, las funerarias aumentaron ganancias y los manicomios fueron aumentando. En este lugar todavía no sabemos quiénes somos los enfermos por dolencias normales y quienes estamos contaminados con el sentir. Ellas (las enfermas) juran que soy demasiado fuerte y que realmente no estoy enfermo, que no siento, juran que mi cabeza es un ente de hierro que simplemente goza a diestra y siniestra. Es una gran parodia, no saben porque yo estoy en este lugar. A pesar de que me visto de enfermero todos los días soy un recluso mas en esta prisión de la locura que me desestabilizo por mis depresiones agudas. Definitivamente, tuve que haberlas matado hace mucho tiempo para no sentir. En algún momento, en algún momento…

Texto: Hiroshima Nagasaki

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