Salida
Aborreció y a aborreció que lo llamaran de otra forma diferente a humano. Aborreció que lo llamaran doctor, ingeniero, escritor, artista, poeta y diputado. Aborreció la comida, el sueño, la vida y sus pensamientos; las letras le daban poder, el entierro le daba tranquilidad. Aún en vida seguía aborreciendo el sol y se podría decir que prefirió el invierno antes que la primavera. La casa, la familia y hasta su familia se encontraban dentro de las cosas que aborrecía. Tan tonto y pobre fue, que amaba sus libros. Aborrecía todo menos a la imaginación.
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