martes, 20 de diciembre de 2016

ParkWay

ParkWay

El tipo tiene alrededor de 60 años. Mozo, conservado, todavía no desiste de creer en su poder hipnótico para convencer a los demás. Arquitecto desde su juventud, con un hijo que también le sigue los pasos. Es mujeriego, tomador de buen vino, arrollador con cada una de sus palabras, y con esa risita fingida cada vez que hace un mal, aunque culto, chiste sobre las vacas de Holanda, o su adorada Alemania (donde vivió algunos años). Ha salido esta mañana a comprar algo para hacer un desayuno; después de ver el chocolate, decide que el jugo de naranja y el café le sentará mejor. Llega a su casa y se sienta, mirando el teléfono, esperando que suene, juega con él a averiguar porqué la señal ya no le toma a pesar de que está cargado y las lineas que señalan la red inalámbrica se muestran llenas. Prende el televisor para no sentirse solo y va a la cocina a preparar su desayuno. Vuelve y el celular ya muestra rasgos de Internet. Revisa sus mensajes, los mismos correos y propaganda de siempre. Se queda dubitativo mientras come con cierta tranquilidad asemejada a nostalgia. Mira un vino tinto, recuerda que se lo prometió, si destapa la botella posiblemente la termine, Decide que es mejor una cerveza, algo suave, son las diez de la mañana.
Hacia las doce del medio día vuelve a revisar su celular, no hay nada de mensajes. Su rostro se torna rojo, pesado, su expresión es amarga como una ráfaga de un volcán moribundo. Las primeras lágrimas salen de su rostro. Recuerda que el día anterior le mostró una habitación desocupada a un chico. Llama a su futuro inquilino con un tono jovial, de padre amoroso y bonachón. La voz al otro lado es fría, cordial pero fría... recibe un NO como respuesta. Inmediatamente cuelga. Mira la botella de vino, recuerda su promesa. Se acerca hipnotizado a la botella, solo para mirar su referencia, tal vez no se la tome toda, sino que simplemente pueda oler un poco su fragancia. Sin pensárselo demasiado va por el sacacorchos. Su celular suena.. se bota contra él. Justo cuando piensa que es una falsa alarma, encuentra que en realidad no es una llamada, hay un mensaje en el inbox de su facebook. "Feliz día papá, has sido como una madre para mí. Saludos." Una lágrima se escapa de su rostro, suspira. La habitación sin arrendar no vale la pena, tampoco su soledad, el día es bello para dar un paseo.

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