martes, 14 de septiembre de 2010

Angelina

ANGELINA

Ella se acercaba lentamente a mi espalda, repitiendo vez tras vez lo que deseaba, quería tomarme lentamente, consentirme y acariciarme con sus fríos brazos que se partían en silencio y pena.

Espero el momento mas sublime de mi sueño para entrar en mi conciencia, para golpear mis penas y sacudirme en pesadillas otoñales.

Se postro cerca a mí y espero pacientemente a que yo me sumergiera en alcohol. Después de estar en ese estado somnoliento, me desnudo y se coloco encima de mi cuerpo. Abrió sus piernas junto con el broche de mi pantalón. Sentí como entraba en ella completamente despertándome de la borrachera. Se deleito con el delirio de mis orgasmos y sus fuertes sacudidas con su fría pelvis lograron espasmos y gemidos cercanos a la misma muerte.

Después de esta escena, caí en un estado de inconciencia.

Desperté. Me encontré solo y vacío, solo y sin vida en la cama. Añore el día en que volviera a verla y pudiera estar con ella. Sin embargo, en ese preciso instante, fuera de mis sueños púrpuras comprendí que antes de esto, la había visto por última vez en el corredor. La lluvia caía afuera igual que aquella vez. Mientras estaba recorriendo con mi mente la casa en la que me encontraba, recordé aquel corredor maldito. Aquél en el que solía pasearse desnuda antes de morir colgada mi hermosa Angelina.

Escrito: Hiroshima Nagasaki

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