Para Elisa...
Después de aquellas notas escritas en mi cabeza me esforcé por no llamarte. Solo empecé a pensar e imaginar tus labios sobre los míos. Presentí tu ser mirándome fuera de la ventana, esperando el sueño para visitarte.
Después de aquella melodía, escuchaba una y otra vez como empezaban mis dedos a moverse en el piano, y en la tinta con la cual escribí la partitura sacrosanta. Mi cabeza no dejaba de pensarte y mi sangre de llamarte. Mi alma vacía estaba esperándote y mi cabeza se quedaba tan distante.
Después de convertir esas notas a realidad sofoque mis demonios y deje sueltas a las más bellas fantasías, acabe mis penas y destroce mis ataduras.
Después de convertir esas notas a realidad sofoque mis demonios y deje sueltas a las más bellas fantasías, acabe mis penas y destroce mis ataduras.
En ese instante me di cuenta mi bella Elisa, que estabas tan lejos de mi vista y que esta noche te convertirías en una tortura maldita.
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