martes, 17 de enero de 2012

Banquete de Sangre

Banquete De Sangre

I

Molly salió de aquella reunión con un mal sabor en la boca. Tocando la calle y su nocturna monotonía se refugió en sus recuerdos cortos de lo acontecido y el por qué sentía ese sabor a cicuta. Cayo en cuenta que fue un gran error el haber contradicho al engendro la mayoría de sus palabras, sentía que era necesario que alguien le dijera la verdad en la cara, aunque en ese preciso momento la verdad no valía la pena comparada con la vida y la idea de perderla.

Caminó por las calles hasta llegar a una calle principal. Los primeros síntomas no se hicieron esperar y la sangre negra salió de su boca sin dar espera a llegar a su hogar. Después de trasbocar lo más fuerte que pudo, estiro la mano y tomo el primer taxi que se detuvo. Siguió sintiendo como las heridas se abrían paso en su cuerpo y supo que todo el rollo era un asunto de magia, mala magia.

II

Molly abrió la puerta del lugar y en medio del olor a su propia sangre, pudo reconocer el aire fétido que bordeaba el entorno. Los pedazos de piel a medio cocinar, los animales despellejados dejados tranquilamente a las ratas y la mala ventilación del sitio le ordeno a su cuerpo una arcada de sangre para combatir el vacio que se formaba en su estomago. Al prender la luz, tiro al suelo los elementos que se encontraban en la mesa de operaciones y se tendió sobre ella. Luego de acomodarse grito fuertemente el nombre de Camila tres veces y sus ojos se cerraron.

III

Al salir y ocultarse el sol, Molly se preparo para la gran batalla. La noche era caos puro, ocultando voces susurrantes y esparciendo dolor entre sus caminantes. Los cuerpos eran bolas de nieve golpeando parabrisas y junto a la tormenta de angustia se incrementaba el numero de caídos por la guerra oculta a los mortales; en la ciudad se disputaban inmortales contra hechiceros, pero para efecto de humanos existía una ola de violencia sucedida por las barras bravas de dos equipos locales y varias bandas pequeñas en otros lados de la ciudad. Molly, sobrevivía con deshonor al esconderse entre los callejones y susurrar lo que le había enseñado Camila para que las sombras la ocultaran.

Camila por su parte, al estar dentro de aquella matanza, logro ver la cara de Rafael. A pesar de los golpes y mordiscos propinados unos meses atrás, todavía poseía esa pequeña inocencia de que todo puede cambiar gracias a su romance de primavera vivido. Los dos seres se contemplaron durante unos segundos (que para ellos fueron eones), mientras cada uno entendía como habían cambiado en todo ese tiempo que no se habían visto. Entendieron que lo que una vez habían sentido estaba muerto y ahora eran enemigos que debían continuar sus caminos, cada uno con dolor y gloria. Camila pronuncio unas palabras en un idioma antiguo en el instante que Rafael lanzaba su mano contra el cuello de ella. Rafael sintió como su mano en vez de apretar, ingresaba en acido que carcomía hasta los huesos. Camila se desvanecía entre el tiempo y espacio aprovechando el instante de dolor.

IV

Al pasar toda una semana después de aquel incidente, John volvió a sanar las heridas que habían recibido su pupila. Observaba a Molly en la cama de la habitación con cariño de padre y decepción de superior. Sabía que no debía acabar con su vida por desacato, pues las bajas sufridas en la guerra fueron demasiadas como para permitirse esos excelsos.

Al despertar, Molly escucho la voz de John retumbar en su cabeza: "¿Viste la luna creciente preciosa, o estabas muy cómoda en ese callejón mientras asesinaban a los demás?". Molly, pasó saliva con algo de dificultad y el hospital le pareció más frio que de costumbre. John le acaricio el cabello, beso su frente y dijo: "Anímate, esto es solo el principio de lo que viene. Es hora de la cacería real. Y recuerda, de esta no podrás huir como lo hizo Camila". Tomando el cabello de Molly con fuerza, lo jalo con asió provocado por el odio creciente y después del acto se retiro de la habitación, dejándola para que se encontrara con sus pensamientos.


Escrito: Hiroshima

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