jueves, 19 de enero de 2012

Sonrisa

Sonrisa

“- Dios mío ¿Cómo es posible que ese hombre sonría?, me dan ganas de golpearlo, arrastrarlo y pisotearlo. Al verlo, burbujea en mi garganta un profundo asco, me corroe la sangre y se me tuestan los parpados.
Insisto, ¿Cómo es posible que este sonriendo? ¿Acaso no le han dicho de que va la vida?, ¡córtenle los dedos, arránquenle la lengua, golpéenlo en el estomago! ¡Rómpanle las piernas, ampútenle las mejillas, húndanle los ojos!”
Lo veo y a medida que voy pensando en la muerte predilecta que le aplicaría a aquel sujeto, me doy cuenta que lo que realmente se encuentra frente a mí es un espejo y aquel a quien observo, soy yo.


Texto: Hiroshima

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