domingo, 17 de junio de 2012

XIX Inocencia

XIX Inocencia

Al final del día, después de tanto desasosiego, me aleje de todo ser humano. Me aleje de mis padres, de mis hijos, de mis amigos, de mis vecinos, inclusive de mi propia esposa. Me interne en el gran bosque del pensamiento (como lo llaman los antiguos sabios) y me senté con las piernas cruzadas a meditar un largo tiempo.

Los aullidos se escuchaban a lo lejos, las alas de los insectos se abanicaban cerca a mis oídos y el firmamento se vistió de estrellas. La Mantis Religiosa se posó en mi hombro y me saludo tiernamente. Estire los brazos y ella se desplazo hasta mis manos. Que hermosa se veía esa criatura con su color verde y sus brazos estirados.

Aquella noche entendí muchas cosas. Entendí que todos somos seres débiles pero podemos ser fuertes. La aceptación de la vida y el cambio de ésta es necesaria para crecer. La inocencia que podemos tener es dada por la capacidad de manejar nuestra realidad. Al deshacernos de las creencias y opiniones de los demás podemos aprender a aceptar el mundo y adaptarnos a él. Aprendí aquella noche lo que hoy os repito hijos míos, aprendí que todos somos inocentes.

Texto: John Blair

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