sábado, 11 de abril de 2015

Firmamento

Firmamento

A veces me acuesto a dormir y veo los peces surcando el cielo rojo; las colinas se disuelven como si fueran pequeñas montañas de azúcar que el viento sopla con furia. Después viene la imagen de ella tan pálida como la cocaína, con su vestido ceñido y sus zapatos de color mármol. Está mirando a los pequeños peces del cielo que se van transformando en aviones ebrios de valor. Suena un silbido veloz, el tiempo se dilata. Todo empieza a ser arrasado. Ella sonríe mientras el fuego golpea sus pupilas, veo parte de su cráneo fragmentado. Mis ojos se abren y despierto, acerco la cerveza y tomo un trago mientras mi pulso vuelve al ritmo correcto. Miro a la pecera y los peces siguen allí, tan rojos como siempre.

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