sábado, 4 de abril de 2015

Guerra

Guerra

En la guerra te venden la esperanza de que cuando vuelvas a tu tierra todo estará bien, y me alimenté de esa promesa mientras estaba allá. Esa es la razón por la cual se rasgaron mis ojos cuando regresé: las calles solitarias, las mujeres tan azules, los bares cerrados, el día tan morado; y hasta las personas han cambiado: se concentran en una cajita que les señala acciones más atroces que la misma guerra, y lo peor es que no sienten nada. En el campo de batalla, cuando tienes en frente a tu enemigo, le disparas por rabia, por lástima, por consideración, o hasta por respeto; acá ni siquiera lo desprecias, tan solo lo ignoras mientras haces tu vida y él se pudre en su propia miseria.
Todos morimos cuando empezamos a cotizar una pensión que no llegará.

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