lunes, 28 de septiembre de 2015

Sombra

Sombra

Cierto día, estaba en el parque tomando el solecito al medio día cuando note como mi sombra estaba estática, demasiado estática para mi gusto, no se movía a pesar de que me movía con angustia de penumbra y salí corriendo. Después de devolverme al punto de partida la vi directamente a los ojos y contemple la tristeza en su interior. Inmediatamente sin prejuicios ni avisos, la pinte de azul para aplacar su tristeza pero no funciono. Luego la pinte de amarillo y tampoco funciono. Pensé en pintarla de rojo pero pensé en alegrarla y no enloquecerla, así que descarte la idea. Entonces, después de quedarme dos minutos con cincuenta y ocho segundos pensando en qué hacer con mi sombra opte por pintarla de gris.

Al terminar de pintarla sentí como recobro su fuerza. Se estremeció, mi sombra se estremeció y comenzó a moverse. Por un momento pensé que su tristeza estaba consumiéndola completamente y estaba en un shock pero vi una sonrisa dibujarse en su rostro, ¡la sombra estaba sonriendo!, Se empezó a mover, a brincar, a correr, parecía una sombra recién salida de convento, una maravilla de sombra, la sombra más enérgica que ha existido.

Al rato de estar jugando mi sombra, vi como un carro que pasaba cerca del lugar la salpico con un charco de melancolía. Por un momento ella quedo estupefacta al verse completamente sucia y desecha, pensando en que su ropa color hollín estaba embadurnada. Le tome de la mano y sonreí. La abrace fuertemente y empezó a confiar en mí. La solte y le mire fijamente al rostro que estaba llorando en ese instante, le tome la cara mientras le decia que no importaba que las cosas se pusieran mal ni que tampoco importaba que los demás nos ensuciaran, al final siempre se puede lavar la ropa y mejorar las cosas. Finalmente le sonreí y la abrace nuevamente.

Tiempo después cuando por fin pude escucharle su voz ella me conto que ese momento no lo olvida. Que en ese preciso instante ella empezó a ver el universo de colores mientras las mariposas se posaron en sus manos. Empezó a sentir alegría hasta que su cerebro lleno de oscuridad se fusiono con el arcoíris y su corazón (porque aunque ustedes no lo crean, las sombras tienen corazón) empezó a latir de nuevo entre los dedos divinos de la inmensidad.

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